A principio de 2009 se encontró en la localidad de Chita, Siberia a una pequeña niña salvaje de niña de 5 años.
Cuando la recogieron, Natasha que así se llamaba, caminaba a cuatro patas, bebia agua con la lengua y se comunicaba a través de ladridos y gemidos igual que lo hace un perro.
La policía descubrió que había pasado toda su vida encerrada en una habitación con perros y gatos.
La habitación no tenía calefacción, agua, ni cuarto de baño. Cuando la encontraron, Natasha no podía hablar y permanecía orientada a la puerta expectante a que sus cuidadores regresaran y le dieran comida, comportándose como hace un perro cuando su dueño se marcha.
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