miércoles, 17 de junio de 2015

Niño criado por los lobos

No podía faltar en esta lista la increíble historia de Marcos Rodríguez Pantoja, un niño nacido en Añora, un pueblecito de Sierra Morena, Andalucía, en 1946. En la España de la postguerra, Marcos creció pasando hambre y penalidades siendo el menor de tres hermanos.


Su madre falleció y cuando su padre Melchor se caso con otra mujer, entregó a sus hijos mayores a unos primos y se traslado al campo con su nueva esposa y con el pequeño Marcos de 7 años de edad.

Ademas de los maltratos que recibía, no tenía los cuidados adecuados y era explotado cuidando los cerdos de la granja.


En 1953, la difícil situación obligó a su padre a vender a Marcos a un viejo pastor para que le ayudara a cuidar el rebaño de cabras. El anciano era un hombre salvaje de rudos modales y que apenas hablaba, para comer cazaba un conejo que desollaba, patria en dos y daba la mitad a Marcos para que lo comiera crudo, pero el anciano desapareció a los pocos meses y Marcos quedó solo en plena sierra. 



Aunque vivió durante un tiempo en una choza no tardó en trasladarse a una cuevadonde se sentía más protegido. Comenzó a cazar de una forma un tanto peculiar, subiéndose a los ciervos y golpenadolos con un palo hasta matarlos para luego abrigarse con su piel y comer su carne.


Los lobos aparecieron y Marcos comenzó a compartir su carne con ellos. Al poco tiempo este empezó a aullar cada vez que cazaba un nuevo festín para que acudieran sus nuevos compañeros y no tardaron mucho en aceptarle como uno más de la manada y comenzar a seguirle donde iba.







Así pasó 12 años hasta que la Guardia Civil le encontró un día con el cabello por la cintura y cubierto con pieles de venado. Su piel se había tornado morena y estaba cubierta de cicatrices, sus pies estaban llenos de callos y apenas sabia un puñado de ppalabras


Fue trasladado a casa de un cura donde lo bañaron y enseñaron a usar los cubiertos para comer, después de ello fue mandado a un convento de Madrid, donde las monjas le aplicaron un remedio con dos tablas para corregir la desviación de columna que presentaba después de tantos años caminando encorvado.


Al principio le resultaba imposible aguantar el ruido de la ciudad y se sentía extraño en un mundo que no comprendía. No entendía que en muchos sitios hubiera comida, como en un bar, y que se tuviera que pagar por ello, cosa que le origino infinidad de conflictos.


Marcos tiene hoy 68 años y una vida difícil tras de sí. Tuvo problemas para encontrar trabajo y en muchas ocasiones se aprovecharon de el. Aún hoy sigue sin comprender muchas cosas, pero solo pierde el control cuando ve a alguien maltratar a un animal.


Desde hace varios años vive cerca de Orense donde cuida de un cortijo y es querido por sus vecinos. Hoy nadie se extrañaría al hablar con él y ni su expresión ni su atuendo denotan que estaríamos delante del,"Niño salvaje de Sierra Morena" 






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